¿Cómo identificar una miel de calidad?

Paola Yáñez Arias

Julio César es promotor regional de medio ambiente en Amextra, en la región de Los Altos, Chiapas; él realiza diversas actividades en las comunidades en cuanto a ecotecnias, lombricomposta, reforestación, etc. Así como, la apicultura, en donde da seguimiento puntual para que este proyecto se desarrolle y sostenga en los grupos de apicultores.

Para conmemorar el día de las abejas, Julio nos platicó un poco sobre la miel que se produce y el rol fundamental de las abejas dentro de la región. En Amextra se trabaja para aprender y enseñar cómo producir una miel que cumpla con todos los estándares de calidad, usando insumos permitidos dentro de las normas ecológicas: 

“Se capacita a las y los apicultores mensualmente y se les da un tema, por ejemplo: la calidad de la miel, cómo controlar ciertas plagas, la floración, todo eso. Se van haciendo estos diagnósticos y sobre eso se va trabajando.” 

Parámetros de calidad en la miel

Los apicultores y las apicultoras -estamos fortaleciendo la presencia de las mujeres en la apicultura- trabajan arduamente para que la calidad de la miel que llega a las casas sea la mejor. A través de varios parámetros son capaces de medirla, entre ellos se encuentran: la humedad, el sabor, el olor y el HMF (hidroximetilfurfural). 

En cuanto a la humedad, existen parámetros permitidos por las normas: “se encuentran entre el 17% y el 19.5%”. La cual es medida con un refractómetro para asegurar que se encuentre dentro del indicador: “Hasta ahorita hemos tenido un buen porcentaje que ha sido del 17% al 19% de humedad”. 

Otros de los parámetros son: el sabor y el olor. “Una miel debe oler como a flores, como un dulce floral (…) -también- vas a sentir un sabor a flores, a dulce o agridulce, dependiendo de la sensibilidad de cada persona (…) No debe de tener sabores u olores raros”.

Por ello, se cuida y supervisa el envasamiento del producto. No se deben de usar refractarios que no sean específicos para la miel, ya que esta absorbe fácil y rápidamente el olor del envase. “Muchas veces en el mercado compras una miel y la sientes con el sabor a manteca o aceite y fue porque esa miel fue envasada en un recipiente con aceite”. 

Por último, tenemos el hidroximetilfurfural o HMF. Este es un indicador de la frescura de la miel, el cual se forma por la deshidratación de los azúcares. “Se va presentando cuando la miel es muy vieja o está sobrecalentada (…) Hasta un cierto parámetro es permitido, pero ya después de eso, ya no es permitido para el consumo humano”. 

En la región de Los Altos se produce miel del tipo agroecológica. Es básicamente igual que la miel orgánica, la única diferencia que existe entre ambas es el sello que las certifica. Esta certificación suele ser muy costosa para los productores, por ello, no la pueden costear: 

“Aquí estaríamos hablando de que es el mismo proceso solo que sin el sello. Nuestros productores manejan todo el proceso natural, cuidan el bienestar de las abejas, de los productores, del ambiente, de la comunidad, simplemente que las abejas vivan bien”.

En las comunidades de Aldama y Chalchihuitán la producción de miel es bastante importante y genera un gran impacto en la comunidad: 

“En primera, si queremos hablar de economía, hay una retribución económica a las familias productoras y también a la comunidad. Mucha de la gente compra miel a los productores localmente (…) También, las abejas cumplen una función especial en las comunidades o en el ambiente; que es la de la polinización, varios de los cultivos de la gente necesitan de las abejas para polinizar, ya sean aguacates, limones, naranjas, etc.” 

En muchos casos, la apicultura solo busca la producción y sobreexplotación de las abejas. En el caso de las y los productores regionales, se hace todo lo contrario, ellos y ellas buscan generar un ambiente equilibrado en donde las abejas puedan vivir en armonía: anualmente se hace una reforestación con especies florales, se cuidan las colmenas, el bienestar de las abejas, la comunidad y el ambiente. 

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