Por: Patricia Olivares
Dentro del marco del Día Mundial del Retrete, Julio César Díaz Gómez, coordinador de la región de Los Altos de Chiapas, nos habla sobre los baños secos como una de las ecotecnias implementadas en las comunidades para mejorar la calidad de vida de las personas.
Este año, la temática es «Hacer visible el recurso invisible«, porque se pone énfasis en los efectos de la crisis del saneamiento en las aguas subterráneas, que representan el 99 % de toda el agua dulce líquida del planeta (ONU Agua 2022). Un problema que parece invisible porque sucede bajo la tierra y en las comunidades con mayor pobreza, pero que afecta el suministro de agua potable, los sistemas de saneamiento, la agricultura, la industria y los ecosistemas.
Amextra impulsa el desarrollo de las ecotecnologías y sus aplicaciones, las ecotecnias, en las comunidades urbanas y rurales en alta marginación, para proporcionar alternativas sustentables y sostenibles en el hogar y en la vida cotidiana. Porque su uso conlleva a que mejore la salud de las personas, hay un adecuado manejo de los desechos y limita el impacto humano en el entorno, porque también se adecua según el contexto, como comenta Julio César:
“El baño seco es una ecotecnología apropiada a las comunidades al contexto comunitario, brinda un servicio para saneamiento básico y contribuye a mejorar la salud y el medio ambiente. Las ecotecnologías son tecnologías amigables con el medio ambiente, son prototipos o proyectos que vienen a cubrir necesidades básicas de las comunidades como fogones, baños secos y biofiltros”.
En Los Altos de Chiapas, Amextra trabaja en las comunidades de Chalchihuitán, en donde gran parte de la población no cuentan con baños, así que usan letrinas, defecan al aire libre cerca de sus casas o los traspatios familiares o muy pocas personas cuentan con fosa séptica. Cualquiera de estas tres opciones contamina y provoca un problema de salud, por ello, se presentan frecuentemente enfermedades gastrointestinales.
Julio César Díaz, coordinador de esta región, menciona que, con el análisis de agua que se realiza en las comunidades han detectado presencia de eses fecales y bacterias de E. coli en el agua que proviene principalmente de los ojos de agua, y que es la que consumen las familias ante la falta de agua potable. Por eso, trabajan con programas integrales para proponer soluciones a estos problemas desde la salud y nutrición, la educación y el cuidado del medio ambiente.
Se empezó a implementar el baño seco a finales de 2017, cuando se hizo el primer prototipo, pero la estructura tenía materiales que eran difíciles de cargar y llevar a las comunidades más lejanas; por ello se cambió por una base de metal, arena y combinarlo con madera y otros materiales más accesibles.
“Se usa una taza ecológica de baño seco que se separa la pipí y la popó, no hay combinación de líquidos y sólidos, eso hace que no se apeste y se agrega ceniza, y los residuos se compostean. El flujo de orina se puede usar directamente para el suelo o para hacer algún tipo de biofertilizante”.
A partir de 2018 se hicieron 16 baños secos más, porque las familias seguían defecando al aire libre o en sus letrinas, y se comenzó a detectar graves problemas de salud que se reflejaban en los seguimientos antropométricos, en donde se veía que las niñas y los niños estaban bajos de peso, anémicos y con enfermedades gastrointestinales.
“El implementar y promover baños secos es un programa viable, en comunidades rurales y urbanas. Si defecas al aire libre afectas al medio ambiente. Si tienes letrina contaminas el suelo y los mantos acuíferos. La fosa séptica contamina las aguas subterráneas. El drenaje también contamina, se va hacia los arroyos y hacia los mantos acuíferos, a los ríos y va contaminando el agua y los seres vivos que viven ahí. Todo tiende a contaminar. Los baños secos en lugar de contaminar ayudan, los desechos los usas como fertilizante o abono, para cultivos como frutales o el maíz. Se vuelven a reintegrar esos residuos composteados sin contaminar el suelo”.
Antes de dar un baño seco a una familia se realiza una serie de capacitaciones de forma integral, posteriormente, se construye y se monitorea el uso y la apropiación. En este proceso hay un seguimiento constante; por ejemplo, la promotora de salud de Amextra lleva una bitácora donde registra qué familias usan los desechos para composta, realiza mediciones antropométricas y detecta la frecuencia de enfermedades, e imparte talleres de higiene personal y en el hogar.
El uso del baño seco, como nueva tecnología en las comunidades, no fue fácil, porque las familias no estaban acostumbradas. Por eso, algunas usaban los dos baños: el baño seco y la letrina, y poco a poco al hacerse la transición, cerraron la letrina. En donde fue más rápida la adaptación, fue con quienes defecaban al aire libre. Este proceso de apropiación ya tiene 5 años en Amextra.
Al ver las mejoras en su calidad de vida y la comodidad, más personas se fueron sumando a las actividades y los grupos de Amextra en las comunidades, por eso el año pasado se construyeron 3 baños más, sin embargo, por falta de presupuesto en la región no se han podido construir más para las nuevas familias que se van integrando.
Finalmente, Julio César Díaz nos invita a que:
“Hagamos conciencia y no tengamos miedo de explorar nuevas formas para sostener nuestro hogar que son muy funcionales y nos pueden mejorar la calidad de vida, en la comunidad o en el ámbito urbano. El contar con ecotecnias amigables con el medio ambiente nos lleva a tener una vida más plena, aquí en donde vivimos, que es nuestra única casa: el planeta Tierra”.
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