Amextra Semillas
En el mes de abril tuve la oportunidad de acompañar a Lore, Gerente de Operaciones de AMEXTRA A.C. a la región de Guerrero, en la ciudad de Tlapa de Comonfort. El viaje aparte de interesante, fue muy inspirador, no sólo porque pude convivir con el equipo nuevamente, sino porque pude observar de cerca su trabajo y compartir con ellos sueños y retos que han vivido en su fresco inicio en la Asociación.
Fue un viaje rápido, pero -sin duda- rico para los sentidos. Todo inició tomando a primera hora los caminos y carreteras mexicanas, que siempre son un deleite para cualquier viajero, diferentes paisajes, climas y escenarios hacen de este camino una vereda fácil de transitar. Cabe mencionar, que estas bellezas naturales fueron acompañadas con una muy grata compañía y una tremenda lista de reproducción lo que hizo aún más rica la experiencia.
Tlapa es una ciudad comercial, lo que hace que siempre esté en movimiento y ¡vaya movimiento! Situada en medio de la zona montañosa de la región, favorece la compra y venta de productos, alrededor del Jale, el mercado local creador de cientos de peculiares historias.
En Tlapa también se encuentra la oficina de AMEXTRA, ahí pudimos compartir tiempo con el equipo y platicar acerca de proyectos, ideas y retos a los que se han enfrentado en las comunidades de la montaña alta de Guerrero, donde ellas dan acompañamiento.
Esa tarde, recorrí las singulares calles de la ciudad, primero en auto, donde cabe mencionar, dudé de mi experiencia al volante al confiar que tenía la habilidad requerida para manejar una camioneta en medio de la lluvia en una calle con una inclinación bastante razonable; al parecer no la tenía. De no ser por el buen consejo de un lugareño, probablemente hubiera optado por dejarme vencer por la montaña y no subir, pero gracias a él y las 20 oraciones que hicimos Isa, Sonia y yo, lo logramos.
Caminar las calles de Tlapa también fue muy emocionante. Poder observar mucho arte en las paredes me hizo pensar en lo bello de la autenticidad y el toque que cada artista puede aportar a su obra en cualquier parte del mundo. Continuado este recorrido cultural, tuve la oportunidad de conocer el taller de uno de los artistas locales más reconocidos. No sin antes deleitarnos con unos deliciosos tamalitos y agua de guanábana. Raúl compartió con nosotros su taller y sus interesantes obras, obras que sin duda nos llevaron a un momento de reflexión e introspección, a través de sus colores, formas y símbolos. Sin duda, un recorrido muy interesante y rico en talento y pasión.
El último día del viaje fue destinado a visitar los proyectos en donde AMEXTRA labora, en las comunidades de la Montaña alta de Guerrero… Y ¡ah! Qué hermoso recorrido.
Tomamos un descanso para desayunar con una vista impresionante, donde verte rodeado de montañas es abrumante y, sin duda, algo muy hermoso de observar.
Al llegar a las comunidades conocí de primera mano, los logros que ha tenido la región y ahora el nuevo equipo, en los programas de huertos familiares, educación, salud y nutrición y generación de ingresos. El equipo es muy joven y esta juventud se ve reflejada en su trabajo, se nota la paciencia, el cariño y esfuerzo que han puesto en cada uno de sus proyectos y eso hizo que mi viaje se potencializara aún más. Ver el gran huerto comunitario, la sonrisa y conocimiento de los niños y la seguridad y confianza de las artesanas, fue un momento muy emotivo para mí y por ello estoy muy agradecida.
Este viaje amplió mucho mi perspectiva y me ayudó a sentir México de una forma distinta, a conectar con México de una manera distinta.
Este viaje avivó mi curiosidad por el conocer más de mi cultura, por coincidir con más gente que no se conforma, que lucha y es creativa ante los retos.
Este viaje avivó mi corazón, inspiró mi alma y me hizo conectar con ese latiente corazón de la montaña de Guerrero.
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