Bajo la premisa de «calladita te ves más bonita», durante generaciones la voz de las mujeres fue suprimida para normalizar la violencia. Las mujeres y niñas, enfrentan la violencia desde los distintos niveles (cultural, estructural y física), y en la mayoría de los casos, los victimarios son parte de su misma familia. Una persona víctima de la violencia, a menudo carece de la confianza para hablar, pero con tu apoyo, decenas de mujeres podrán romper este silencio, sin juicios ni suposiciones, y entablar un diálogo honesto con las y los miembros en su comunidad, para reconstruir su presente.
Durante el 2021, 10 niñas y mujeres fueron asesinadas diariamente en México, y cuando eres una mujer pobre e indígena, esta cifra deja de ser una estadística y se convierte en una cruel realidad con la que se convive en el día a día, pues la desigualdad recrudece la vulnerabilidad.
¿Qué pasa cuando la sociedad castiga la violencia de forma pública, pero aprueba la violencia en privado? La violencia se construye y fortalece con la complicidad de víctimas, victimarios y autoridades. Una comunidad que ignora la violencia, vive con sus consecuencias, pero no puede erradicarla porque su mayor catalizador es el silencio.
Las mujeres, adolescentes y niñas indígenas en Chiapas viven situaciones cargadas de violencia, donde se ha normalizado no tener voz. Muchas veces, son los hombres en su comunidad quienes deciden por ellas; a menudo trabajar, estudiar o elegir con quien casarse son decisiones que las mujeres no pueden tomar por sí mismas, y esto poco a poco las aleja de las ya pocas oportunidades que existen en las zonas rurales.
Con la mentoría de la Dra. Kathleen Cash, creadora de esta metodología, en Amextra implementaremos el programa de Práctica Narrativa Comunitaria (CNP por sus siglas en inglés), con el objetivo de construir comunicación entre las y los miembros de la comunidad, generar la capacidad de reflexionar sobre nuestros propios actos de violencia, y asumir derechos y responsabilidades, para contribuir a disminuir la violencia que hay en nuestro entorno.
A través de la narración de historias reales de mujeres de las comunidades (historias con las que todas y todos podemos sentirnos identificados), se trabajará en la reflexión grupal para apelar al diálogo, y así construir mejores formas de relacionarnos y dignificar la realidad de decenas de familias rurales.
Reconstruir estas historias no fue tarea fácil; en Amextra y con el apoyo de la Dra. Cash y de personas en comunidades tzeltales de Ocosingo, recogimos decenas de historias sobre violencia, sexualidad, deseo, vergüenza y estigmatización, y diseñamos 5 libros, los cuales son la base para establecer este diálogo y construir alternativas comunitarias.
Esta primera fase se implementará con 100 personas en Ocosingo, Chiapas, de abril a septiembre de este año y, posteriormente, llevaremos este programa a más comunidades en Chiapas y en otros estados de la república. En Amextra, estamos listas para iniciar con esta experiencia de reconciliación y reconstrucción, pero necesitamos de tu apoyo para imprimir los materiales, preparar a las y los facilitadores y realizar las sesiones semanales con la comunidad.
No dejes que la violencia quede encerrada en una habitación, ayúdanos a llegar a la meta y que la palabra nos lleve a la acción. Por las mujeres y niñas en Chiapas, ¡DONA! Este 08 de marzo tu donativo se DUPLICA: https://bit.ly/3pvNlav
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