Una labor difícil pero no imposible: alfabetización

Sofía Daniela Ríos Hoyo

La UNESCO define la alfabetización como un concepto que va más allá de un significado convencional: un conjunto de competencias de lectura, escritura y cálculo. Hoy día, se entiende como un medio de identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación, en un mundo cada vez más digitalizado, rico en información y en rápida mutación. Para entender mejor este concepto platicamos con la maestra Sonia Aguilar, Promotora de Educación de AMEXTRA en la región de la Montaña Alta de Guerrero, quien trabaja con niñas y niños desde 3 años hasta nivel secundaria.

Sonia piensa que alfabetizar permite la realización plena de la vida de una persona al aprender, leer, escribir e ir un poco más allá de sus conocimientos en otras áreas. Para ella, la importancia se basa en proporcionar ayuda.

“Lo que es muy importante en cualquier vida de una persona es la educación, que te abre muchas puertas para complementar la vida”.

En Guerrero hay un notable rezago educativo que se vio evidenciado en la pandemia, cómo la escasa o nula señal y tecnología, en momentos donde se contaba con educación remota. La labor de Sonia y las promotoras y promotores de educación de Amextra ha sido de significante esfuerzo y ayuda a las comunidades en alta marginación.

“Nuestro trabajo es ayudar y asistir a estas personas con tareas y trabajos en casa. Apoyamos lo más que se pueda, ya que aquí la mayoría de las y los niños no tienen en casa quien los apoye, los padres están trabajando o son analfabetos”.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el actual panorama educativo es complejo y con grandes particularidades. La educación ideal involucra no sólo al alumno sino también al docente, quien debe estar en constante vínculo con las actualizaciones educativas y digitales para conjugar y armonizar las singularidades de cada niño y niña.

Los retos durante esta contingencia sanitaria por COVID-19 se han incrementado y la necesidad también, Sonia expresa que la distancia a la que se encuentran las comunidades y el no contar con un lugar propio, como una escuela, para trabajar o dar las clases complica mucho su labor:

“Por una parte es muy bonito apoyar y dar nuestro granito de arena, pero luego sentimos algo de impotencia porque no podemos ayudar más allá de lo normal, por la propia pandemia. Pero buscamos ofrecerles a las niñas y los niños que se sientan y tengan este apoyo de parte de nosotros.”

Otro de los retos es el idioma, ya que en la Montaña Alta de Guerrero se hablan varias lenguas, en donde participa Amextra se habla la lengua tozani que es mixteco, pero no castellano; Sonia afortunadamente hablo la lengua, pero las complejidades se presentan en la traducción y la interpretación, en donde esto puede ser difícil.

Amextra ha creado programas que permiten llegar a comunidades como las de Guerrero. Los objetivos se basan en poder erradicar el analfabetismo y lograr una integración de las y los niños, permitiendo que se desarrollen académicamente.

“Mi preparación académica no se enfoca en la docencia, sino en otras áreas como administración, mercadotecnia y comunicación, pero empecé a integrarme en esta rama de la educación y me ha gustado mucho desde siempre y pues gracias a Dios llegué a Amextra. Para mí es algo muy importante estar trabajando en esta área y más con los niños porque siento que estoy sembrando una semilla”

Sonia Aguilar abre las puertas para que nuestras y nuestros lectores se animen a hacer un voluntariado con Amextra en cualquier área, pues hay mucho que atender y aprender: “Es un trabajo complicado pero no imposible”